"Fumo en la ventana,
veo tu silueta sobre el arrecife"
Quique González, Salitre
Tal vez,
dejar de fumar me ha robado la palabra
la actitud de ponerla por escrito
después de mirar al infinito
el gesto torcido y la mirada ausente
entre bocanada y bocanada.
Tan de película de las de antes.
Una pose, sí, pero con propósito:
Sacrificar los pulmones para limpiar la mente
cambiar de lugar el veneno de mi cuerpo
(nada está ya libre de coste)
a cambio del preciso instante
para paladear el abandono y la pena
de afrontar que nadie espera mi llamada esta noche
ni ninguna otra, realmente
y ser valiente como para escribirlo.
Dejar de fumar salvó mi vida
o eso dicen
las estadísticas no son concluyentes.
Cuenta Blanca que hay estudios
pero que ya veremos,
nunca se sabe.
Aunque quizá no importe, ni mereció la pena
si es cierto que no escribir más es el precio,
decir adiós a todo lo que me hizo hombre.
O puede en cambio
que ya nada me importe lo bastante,
ni siquiera que esto rime.
A lo mejor es eso.