martes, 26 de octubre de 2010

Ellas

Hay pocas sensaciones comparables con sentarte a la mesa con una mujer y comprender en un instante que se ha puesto guapa para ti. Que antes de salir de casa se ha mirado al espejo y se ha arreglado para gustarte. Que se ha preguntado "¿Cuál de estos vestidos me queda mejor?" y realmente le ha importado la respuesta.
Mientras la miras y sonríes ella te mira de vuelta e intenta leer en tus ojos si ha acertado con la elección.
No tiene que decir nada más, no tiene que hacer nada más. Con eso es más que suficiente.

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