miércoles, 14 de diciembre de 2011

Efecto campamento

Acabo de caer, de repente, que desde que estoy en San Diego no he tenido ni una mala noche. Ni una. He disfrutado de todas y cada una de ellas. No me he encontrado durante estos 4 meses sólo en la barra, deseando volver a casa, estar en otra parte. De hecho me ha costado aceptar la cantidad de noches de ese tipo que he vivido los últimos años, sobre todo antes de llegar.
Me da miedo.
Me da miedo porque, poco a poco, sin aviso, estoy volviendo a pensar. Y no me gusta, pienso sin permiso de nuevo. Me da miedo porque en una semana vuelvo a casa, porque el euro cae en picado y porque Steven Spielberg estrena una peli de un caballo. Y nada de eso, nada, es buena señal.

Dedicado a Piki, Paloma, Senda, Neme, Martín, Alvaro, las Marías y otros muchos. Puede que nunca lo lean, pero la burbuja que ahora amenaza con romperse la crearon ellos.

No hay comentarios: