domingo, 21 de octubre de 2012

Y es que, cuando te pones caliente...

Tu falda y mi pantalón tuvieron sexo sobre el asiento de mimbre del hall del hotel. Interrumpidos, sólo levemente, por otros huéspedes que intentaban aparentar no vernos para no tener que fingir escándalo.
Este es de los recuerdos más bonitos que guardo de nuestro fugaz romance, si no el que más.
Quizá sea porque, como no hablaste durante un buen rato, no tuviste oportunidad de estropearlo.

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