domingo, 28 de marzo de 2010

Ella no te quiere, figura

Ganarse su afecto era tan incierto casi como intentar conseguir la confianza de un gato. Un perro te seguirá siempre, bobo, con la boca abierta y la lengua fuera. Jadeando. Un gato, en cambio, no te necesita y, a priori, no le gustas. Amigo, un gato es otra cosa.

No hay comentarios: