sábado, 3 de abril de 2010

¿Sabes? La gente se enamora todos los días. No es nada raro, ya lo decía Tom Jones. Así, chas, de repente. Nosotros nos hemos convencido de que, hoy en día, en esto del amor hay que ir muy poquito a poco. Tomárselo con mucha calma. Y, claro, lo del amor nunca se menciona. Intentamos decir más bien poco tirando a nada. No nos gusta ponerle nombres a las cosas. Poner nombre a las cosas hace que las cosas se aceleren, y no es eso lo que queremos. No, señor. Dios, no. Cerramos la boca y tiramos para alante, con mucho postureo medido y todos los pasos calculados. No hay sitio para la espontaneidad, porque puede que se te vaya de las manos y pueda parecer que te has enamorado demasiado rápido. Eso sería vergonzoso. Aparte, nunca podemos decir te quiero. Ni siquiera deberíamos poder pensarlo, susurrarnos entre las paredes del cerebro un te quiero muy bajito. Enamorarse el primero está mal visto y decir te quiero puede agobiar a quien tenga que escucharlo. No, no. Nada de nada, naranjas de la china.
Pero no sé, a mi no me parece tan terrible. Al final todo va de eso, ¿no? Conocer a una chica, enamorarte y decirle que la quieres. Salir a cenar, a dar un paseo. Quizá un cine, conocer su barrio, su portal. Adquirir nuevos hábitos; siempre se pasa por la misma esquina, el mismo quiosco, de camino a su casa. Llega un momento en el que conduces a buscarla con el piloto automático. Es natural, no entiendo que lo veamos tan raro. ¿Por qué hay que retrasar nada? No somos nosotros quien elige los tiempos. El entorno lo hace, las oportunidades que nos brinda. Dejarse llevar, suena demasiado bien dicen Vetusta Morla. A mí me parece simplemente normal, es que sigo viendo todo esto un poco tonto, no sé si me sigues. Me parece una bobada, tantas reglas, tantas convenciones. Me da dolor de cabeza. Slevin, por ejemplo- o Henry creo que se llamaba en realidad- traicionó a su mentor, el mismo hombre que le perdonó la vida y le adiestró para poder perpetrar su venganza, por salvar y escaparse con la chica que había conocido tres días antes. Tres días. Olé tus cojones, Slevin o como te llames. Así se hace. ¿Por qué no puedo hacerlo yo, a ver, por qué? ¿Por qué no puedo yo enamorarme en tres días y escaparme con la chica, aunque sólo sea a Segovia a comer cochinillo y ver el acueducto? Podríamos estar de vuelta por la tarde. A tomar por culo, no me gusta como lo habeis montado todo. Os lo habeis cargado, así ya no es divertido. Antes sí era divertido. A mí, a mí me gusta ir rápido. Ando rápido, no me paro en las escaleras mecánicas y siempre voy 10km/h por encima del límite. No veo una razón para no enamorarme de la noche a la mañana y decir te quiero. En el fondo, el placer va a ser tuyo, no lo olvides.
Pues bien, a partir de ahora no te digo por dónde me voy a pasar los plazos establecidos. Estoy cansado de esperar, no vamos a vivir para siempre y dudo que siquiera estemos juntos mucho de ese tiempo que vivamos. Desperdiciarlo en jugar al ratón y al gato con nosotros mismos ya no me parece una opción. ¿A tí si te lo parece? Pues allá tú, no cuentes conmigo. Quiero pasarmelo bien antes de que se me caiga el pelo.
Y no quiero tener que avergonzarme nunca más de lo que quiero decir, o lo que sienta.
La gente se enamora todos los días, y no pasa nada. Bien por ellos. Los que no, que sepaís que sois aburridos de pelotas, y que ya no quiero saber nada de vosotros. Ya no estais en la lista.
Al carajo, yo no tengo miedo de decir te quiero. Es más, creo que suena bastante musical y espero poder decirlo bien pronto. La semana que viene, por ejemplo, me viene bien. La tengo libre.

No hay comentarios: