Tengo una boca urgente
recluida aquí conmigo en casa
loca por salir a desgarrarte.
Tengo unas manos aquí
salvajes
que añoran nadar entre tus carnes y tus aguas
rebuscando en tus secretos
que quieren arañar tus muslos con sus uñas
y volver a conocer tus recovecos.
Tengo las alas empaquetadas
esperando para poder volver a separarse
abrirse al aire, sentir la polución en las partículas
teñirse entre el humo de las calles.
Quieren espiarte desde lejos, mientras andas.
Tengo una conciencia corrupta, acuchillada
que lleva semanas en la cama, entre fiebres
aferrándose a una borrosa imagen tuya
que se reta a conservar entre delirios
y fantasías de tu lengua retorcida
empapando las toallas que me envuelven en la frente.
Tengo un virus guardándome la puerta
unas toses sólidas que hacen relevos con mis llaves
y yo sólo puedo pensar en levantarme
escapar de esta prisión de gérmenes malencarados
y ponerme cualquier cosa para
salir a buscarte aunque sea entre estertores
llegar a tu calle, tambaleándome hasta tu cancela
y que tú me lleves contigo, adentro
veas lo que llevo
y me lo quites. Cumpliéndose los flashes
que me mantienen cuerdo ente mis convulsiones.
Tan sólo (con eso basta) deseándote.
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