Es curioso cómo solemos encontrar excusas, al final, para aquello que una vez perseguimos y, ahora parece que ya no es tan atractivo una vez es nuestro, por así decirlo.
"Me llama mucho". "Es de ir a misa"."No me gustan sus piernas". "Su hermana es muy pesada".
"Me ha dicho que me quiere".
Sólo a veces, muy pocas veces, no encontramos una excusa lo suficientemente importante, o quizá es que esa vez puede que sí merzca la pena. Puede que sean la misma cosa.
A veces no sé quién demonios nos creemos, ni qué demonios pensamos que debe ser el ser humano.
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