lunes, 7 de abril de 2008

La avenida del dolor es larga.
Se recorre mucho mejor solo.
No hay pócimas para la prueba
sólo un deseo salvaje de futuro.
No hay edificios altos que cobijen
a quien la recorre de los vientos fríos.
Las palomas vuelan entre el ruido de nada.

La senda del dolor no es fruto de una elección.
Es un camino que está ahí
como lo está la muerte,
como tras la noche está el día.
Está. Sólo es eso.
No se cruza de uno en uno
y aún así
el corazón no reconoce a ningún otro.
Los corazones sólo se buscan cuando es necesario.
En este camino todo es necesario,
pero no válido.
Se completa desnudo, sin adornos.
Ante el dolor no hay más que hueso y carne.
Dios no nos dio más envoltorio.
La sangre cae dibujando extrañas figuras
pero es sangre, y se repone cíclicamente.
No hay nada que temer.

No se decide entrar al dolor,
nuestra humanidad nos empuja a ello.
Está. Sólo es eso.

No hay comentarios: