Los zoos de las capitales europeas tienen algo del "Triángulo de las Bermudas". Yo diría que tienen una particular atmósfera en sus proximidades que causa unas ciertas fluctuaciones en el campo magnético. Es como si en sí mismas tuvieran unas raras condiciones ambientales, distintas a las del resto del planeta. No sé cómo es que es, pero es que siempre estas más guapa en los zoos. La luz te da de otra manera, como si siempre hubiera un mozo soportando un paraguas de esos invertidos que reflejan los rayos ultravioleta para que incidan siempre sobre ti con el ángulo perfecto. Si, ya sabes, como esos que utilizan en los rodajes de las películas o en entrevistas en exteriores. Un efecto parecido. Puede tener algo que ver con las ondas hertzianas tan características en los zoos. ¿No te has fijado que la radio se oye allí mejor que en ningún sitio? Y tienen los vendedores de helados más guapos que he visto nunca. Como esos de las películas americanas de los 50. Hasta los judíos ortodoxos que pasean cerca de las barandillas que separan los paseos de los fosos de los animales son de los más simpáticos. Siempre se levantan el sombrero y sonrien de oreja a oreja con unos cálidos "Buenos días" siempre dispuestos. También suenan aquí mejor que en ningún sitio. Todo el mundo es feliz en el zoo. Será por la temperatura, que parece que se ajuste a un caprichoso termostato. Si quieres frío, frío, si quieres ir en tirantes pues un poquito más de calor. Simplemente delicioso. Todos los animales quieren vivir en los zoos de Europa (hablo de Europa porque nunca he visitado un zoo fuera de ésta, pero seguro que son magníficos a su vez) y sólo los mejores lo consiguen. Es algo parecido a los procesos de selección de los astronautas de la Agencia Espacial Europea; hay que pasar unas pruebas de rigor, muy complicadas. Es necesario un expediente intachable, un servicio de categoría ya sea en las selvas, la sabana o la pradera. O en los riscos de las montañas. En los zoos todos los niños sonrien con sus globos de colores cuando pasas, y nunca se te vuela ese sombrero de paja tan bonito que compraste en nuestra primera visita. El campo magnético, estoy seguro, hace que todo se acople mejor en los zoos, donde los animales siempre muestran su mejor figura y aparecen imponentes desde sus microsistemas. Los osos rugen como cantaban los tres tenores, cuando vivía Pavarotti. Eso me dijiste una vez, en aquel zoo que parecía un parque.
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1 comentario:
suena bastante inquietante
bravo
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