Ojalá pudiera atraparte el olor a incienso
que flota en Sevilla al mediodía
cerca de la Iglesia del Salvador.
Llena los pulmones con
el olor de mi infancia,
de las Navidades de verdad.
Semana Santa. Las manos de mis abuelos.
Las de Heriberto llevándome de vuelta a casa.
Sevilla huele cada mañana a incienso.
A frío relativo
y a todo lo demás.
Ojalá lo supieras.
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