
Tu orgullo y el mío tienen cada uno
una pistola
y la están usando para matarse bien muertos,
aunque discretamente.
Las apariencias, claro.
Las armas no serían necesarias realmente,
que tu mirada humea más
que los agujeros de bala.
Cuando acabe esta masacre
(que no debe faltar mucho)
no quedará nada, y lo sabes.
Si acaso, añicos.
No valía la pena tanta sangre,
un sufrimiento inútil…
No hay comentarios:
Publicar un comentario