domingo, 30 de marzo de 2008

Lo que me dijo Andy Warhol desde un quiosco


Tu orgullo y el mío tienen cada uno

una pistola

y la están usando para matarse bien muertos,

aunque discretamente.

Las apariencias, claro.

Las armas no serían necesarias realmente,

que tu mirada humea más

que los agujeros de bala.

Cuando acabe esta masacre

(que no debe faltar mucho)

no quedará nada, y lo sabes.

Si acaso, añicos.

No valía la pena tanta sangre,

un sufrimiento inútil…

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