domingo, 30 de marzo de 2008

Visita rutinaria

El doctor dejó súbitamente de martillear la mesa con su bolígrafo. Había acabado de examinar el historial de su paciente. Levantando la vista, entonces, tras sus gruesas gafas de montura negra preguntó con amabilidad al hombre que tenía delante de él: “¿Y bien?¿Cómo se encuentra usted últimamente?”. El joven, de cara cansada y un tanto triste, dedicó una mueca tímida a su médico. Carraspeó. “Pues verá usted, doctor: a decir verdad sigo soñando con que todo mejorará algún día”. Una enorme sonrisa se dibujó en el rostro ya maduro de aquel señor tan serio con bata. Su paciente, un tanto contrariado, esperaba su diagnóstico. “Ah, querido amigo; eso indica que está usted perfectamente sano”

No hay comentarios: