Hay veranos que parece que nunca acaban. Pasan los días y no se distingue el final, no quiere irse. Y, casi cuando estaba perdida toda esperanza, una mañana, de repente ha llegado el Otoño. Por sorpresa, sin avisar, todo naranja y oro. Porque aunque a veces lo olvide, aunque a veces lo dude, siempre detrás del Verano, por largo que sea, acaba por venir el Otoño.
Bendito sea.
sábado, 31 de julio de 2010
jueves, 22 de julio de 2010
Comer solo en una cocina a oscuras
recalentando comida de días más felices,
de lo poco que me dejaste antes de huir.
Pienso en lo que me gustaba tu boca azul
y tus ojos suaves
y en que siempre temí
convertirme solamente en un paréntesis.
Y un día, de repente
¡voilá!
un par de barras curvas cada una
situada a un lado de mi cara.
recalentando comida de días más felices,
de lo poco que me dejaste antes de huir.
Pienso en lo que me gustaba tu boca azul
y tus ojos suaves
y en que siempre temí
convertirme solamente en un paréntesis.
Y un día, de repente
¡voilá!
un par de barras curvas cada una
situada a un lado de mi cara.
martes, 20 de julio de 2010
Plan de Emprendedores 2011
Dicen los entendidos- la última vez que los contaron, creo que eran 6 o 7- que las crisis como la que nos ocupa- tomando para ocupar el sentido más amplio de la palabra- son momentos perfectos para crear y avanzar, cambiar. Es una época idónea para innovar, una oportunidad coyuntural para mejorar. Ellos dicen: ¡Aprovechadlo! Bueno, me guardo la opinión sobre estos estudiosos de la bobada y el arte de decir la tontería más gorda y haré como que estoy de acuerdo.
En este momento todo el mundo debe imaginarme asintiendo, mostrando serenamente y con estilo mi aprobación, sacando levemente los labios y cerrando casi imperceptiblemente los ojos. Si. Ahá. Totalmente de acuerdo. Fin del parón para imaginarme.
Así que voy a lanzarme. Con el permiso de algún banco o grupo de amigos crédulos, voy a reunir un pequeño capital y explotaré una oportunidad que parece que nadie más ha conseguido ver.
En España hay un nicho de mercado vacío y vacante, libre y anhelante, que espera que alguien aparezca y con valentía lo cubra. Que subsane este error y así mismo sea, por fin, capaz de cubrir todas las necesidades de los que esperan un servicio que aquí no ofrecemos.
Yo quiero ser ese audaz empresario, ese aventurero temerario, ese torero. Porque no me puedo equivocar, porque, en realidad, muchos hombres lo estamos pidiendo a gritos. Muy bajito, pero lo hacemos.
Aquí no existen esos bares de las películas americanas, aquellos a los cuales puedes ir tranquilamente a beber para olvidar, a emborracharte porque tu vida es una mierda, en la intimidad y de forma cómoda y discreta. No los hay. No hay ningún lugar al cual acudir para autodestruirse de manera digna. Beber solos en nuestras casas no es una opción, es demasiado triste. Un hombre que se precie no puede sentarse solo a tomar whisky tras whisky en la quietud de su apartamento o corre el peligro de caer en costumbres tan deplorables como llorar. No quiero ni pensarlo, lo siento, es demasiado fuerte. Necesito un momento de reposo.
...
Gracias, ya estoy mejor. ¿Por dónde iba? Los bares, sí. ¿Qué hay de esos bares oscuros, privados, con largas barras dónde siempre hay un camarero listo para oir ese "póngame otra"? Aquí no están. No existen. La gente que quiere beber tiene que ir a un bar con amplias cristaleras, a exponer sus miserias y a sí mismos a que chavales con globos pasen y les señalen, para luego ser alejados por unos padres que sacuden tristemente la cabeza. Locales sin clase con máquinas tragaperras dónde siempre hay un tipo de bigote blanco salpicado de suciedad marrón en su parte superior haciendo tintinear moneditas. Con el suelo de baldosas y adornado de servilletas de papel arrugadas. Donde todo el mundo se conoce y el único tipo que bebe a tu lado se está tomando un sol y sombra de mierda, lleva camisa de manga corta con bolsillo en el pecho en el cual guarda el tabaco y te pregunta si ayer viste al Atleti. Vamos, hombre, por favor, intento hacer algo serio aquí, ¿de acuerdo?
O bares donde la única gente que bebe es porque quiere emborracharse para salir y divertirse, porque no saben hablar a una mujer si no van de mierda hasta las cejas. Gente que está celebrando. ¡Celebrando! Venga, cojones, un respeto, que yo bebo porque sufro. No deberías ser legal que nos juntaran en el mismo sitio.
De eso hablaba... Nadie nos entiende. El alcohol incluso está caro, ¿pero no ves que lo necesito? Si voy a beber hasta que no sepa cuál es mi brazo y cuál mi pierna, pónmelo barato, te harás un favor.
¿Veis lo que decía? En serio, quiero pasarme las noches bebiendo, solo y en silencio, mirando la copa y pensando exclusivamente en la mierda en la que se ha convertido mi vida. ¿Por qué los americanos pueden hacerlo y yo no? ¿Podríamos decir que eso es una clase de racismo? ¿Se aplica en este caso?
¿Quién va a dar un paso adelante? ¿Quién va arreglar ésto, corregir este error? ¿Quién construirá ese lugar oscuro, con taburetes de madera y alejado de las miradas de la gente que pasa por la calle y de los imbéciles de quince años con ganas de emborracharlas para poder follárselas luego? (Por cierto chaval, eso es un error, borrachas follan incluso menos y peor de lo que lo hacen sobrias)
¿Quién me dará ese santuario- ¡alguien, rápido, por favor!- dónde pueda ir a beber de tal manera que no pueda pensar en línea recta, sobre todo lo que aquella mujer me robó, empezando por mi corbata favorita?
lunes, 19 de julio de 2010
No se qué hacer con todo el tiempo del que dispongo.
Me siento en esta silla, frente a la pantalla
y a la vez
me siento enjaulado dentro de mí mismo.
Deambulo desnudo por los pasillos de mi casa,
no acierto a encontrar la puerta de salida
y cuando por fin lo hago
no recuerdo cómo me ponías la ropa
así que no puedo salir, de todos modos.
Me quedo aquí, oliendo el calor
y mis remordimientos, todo el sexo reprimido
que se ha quedado impregnado en la pared
pegajoso y miserable, triste y patético.
Escucho canciones que he escuchado muchas veces antes
que ya no me dicen nada
porque me da miedo encontrarte
en alguna melodía nueva que suene
o en las que tarareaba cuando estaba contigo.
Me avergüenzo de la debilidad que supone
creer que necesito algo o a alguien
para que lave los pecados de mi carne
que lo ensucian todo alrededor.
Me avergüenzo de esta mierda que escribo
sin ganas y sin objetivo
tan pobre
y de cerrar los ojos e imaginar cómo sería estar
en cualquier otro sitio que no fuera mi cuerpo.
Me siento en esta silla, frente a la pantalla
y a la vez
me siento enjaulado dentro de mí mismo.
Deambulo desnudo por los pasillos de mi casa,
no acierto a encontrar la puerta de salida
y cuando por fin lo hago
no recuerdo cómo me ponías la ropa
así que no puedo salir, de todos modos.
Me quedo aquí, oliendo el calor
y mis remordimientos, todo el sexo reprimido
que se ha quedado impregnado en la pared
pegajoso y miserable, triste y patético.
Escucho canciones que he escuchado muchas veces antes
que ya no me dicen nada
porque me da miedo encontrarte
en alguna melodía nueva que suene
o en las que tarareaba cuando estaba contigo.
Me avergüenzo de la debilidad que supone
creer que necesito algo o a alguien
para que lave los pecados de mi carne
que lo ensucian todo alrededor.
Me avergüenzo de esta mierda que escribo
sin ganas y sin objetivo
tan pobre
y de cerrar los ojos e imaginar cómo sería estar
en cualquier otro sitio que no fuera mi cuerpo.
domingo, 18 de julio de 2010
Te odio en las luces brillantes de los árboles
y te odio en el silencio que las sigue.
En la música lejana que se apaga.
Te odio cuando todos los demás miran hacia otro lado,
cuando sonríen por algo que he dicho
y cuando sonrío yo por algo que recuerdo.
Lo hago de noche, cuando apuro el último trago
y pienso en que no tengo adonde ir.
Te odio cuando me siento a fumar y no miro a ninguna parte,
mi copa dejando diminutas gotas de humedad en mi mano,
cuando no puedo hacer otra cosa.
Te odio porque odiar es una de todas las opciones
y esta es la que yo escogí.
Y aunque intente ser mejor persona que eso lo hago,
odiarte,
entre las respiraciones de la gente.
Hasta que aprenda a no hacerlo
nos seguiremos viendo en el infierno.
Luego, supongo, ya no nos veremos nunca.
y te odio en el silencio que las sigue.
En la música lejana que se apaga.
Te odio cuando todos los demás miran hacia otro lado,
cuando sonríen por algo que he dicho
y cuando sonrío yo por algo que recuerdo.
Lo hago de noche, cuando apuro el último trago
y pienso en que no tengo adonde ir.
Te odio cuando me siento a fumar y no miro a ninguna parte,
mi copa dejando diminutas gotas de humedad en mi mano,
cuando no puedo hacer otra cosa.
Te odio porque odiar es una de todas las opciones
y esta es la que yo escogí.
Y aunque intente ser mejor persona que eso lo hago,
odiarte,
entre las respiraciones de la gente.
Hasta que aprenda a no hacerlo
nos seguiremos viendo en el infierno.
Luego, supongo, ya no nos veremos nunca.
sábado, 17 de julio de 2010
Ahora que llevo unos cuantos grados de alcohol en el cuerpo puedeo ser sincero. Estoy harto de las mujeres que no disfrutan del sexo. De esas que no me quieren comer la poya por algún tipo de complejo impuesto por sus amigas puritanas o el tipo de televisión equivocada. De esas que me la tocan sólo por compromiso, para que me empalme lo justo para follármelas como quien se folla un cadáver. Un maniquí inerte que se deja hacer sobre la cama, tirada mirándo al techo. Esas que piensas que que me las tire es solamente un trámite que hay que pasar para que les compre flores. Me aburren.
Estoy harto de esas tetas pequeñas con las que me dejan jugar a regañadientes, para que no me enfade. De mujeres egoístas que creen que se merecen un orgasmo aunque no estén dispuestas a construirlo para mí ni para ellas mismas.
No quiero saber nada más de mujeres que prácticanmente creen que es una violación que las empotre contra el cabecero, pero que tienen miedo a decirme que no es así como su madre les contó que sería. Bienvenidas al siglo XXI reprimidas, si quereis el poder empezad a actuar como las líderes que pretendeis ser. Despojaos de ese cascarón tan aburrido, hacedme disfrutar. Pasad un buen rato, hacedmelo pasar a mí, princesas egoístas de la lencería rosa.
Estoy harto de esas tetas pequeñas con las que me dejan jugar a regañadientes, para que no me enfade. De mujeres egoístas que creen que se merecen un orgasmo aunque no estén dispuestas a construirlo para mí ni para ellas mismas.
No quiero saber nada más de mujeres que prácticanmente creen que es una violación que las empotre contra el cabecero, pero que tienen miedo a decirme que no es así como su madre les contó que sería. Bienvenidas al siglo XXI reprimidas, si quereis el poder empezad a actuar como las líderes que pretendeis ser. Despojaos de ese cascarón tan aburrido, hacedme disfrutar. Pasad un buen rato, hacedmelo pasar a mí, princesas egoístas de la lencería rosa.
Quiero empezar una pelea que no pueda ganar. Quiero que me den una paliza, saborear mi propia sangre derramándose dentro de mi boca. Caliente y sucia. Sentir como el músculo se desgarra sobre los huesos de la mejilla. Quiero inflingir dolor y sufrirlo en mi cuerpo. Dejar de saber de él en mi cerebro para conocerlo encima de mi piel.
Dame cicatrices, dame moratones, estoy deseando ser consciente del dolor fisicamente, señalarlo por toda mi anatomía y no en mi cabeza. Una buena tunda que me haga entender realmente lo que me haces.
Dame cicatrices, dame moratones, estoy deseando ser consciente del dolor fisicamente, señalarlo por toda mi anatomía y no en mi cabeza. Una buena tunda que me haga entender realmente lo que me haces.
viernes, 16 de julio de 2010
Himnos para decir Goodbye
¿Está lloviendo bajo esas nubes,
a los lejos?
¿Están descargando su mensaje?
He oído que en esta tierra
han cambiado su agua por palabras,
combinaciones casi aleatorias de símbolos
que pretenden empapar la pista de aterrizaje.
Mientras los pasajeros entregan sus billetes
a la señorita de la puerta de embarque
están lloviendo despedidas,
fórmulas socialmente aceptadas
para decirnos hasta luego.
Quiero volver a verte. No me olvides.
Llámame nada más llegar a tu destino.
Que tengas buen viaje, adiós.
Escríbeme, con esto del email es ya tan fácil...
Una cortina entera de palabras que se prometen
toda clase de buenas intenciones.
Y al atravesar mi avión el chaparrón
de frases verticales con sabor amargo
dentro del tubo suenan en los altavoces
melodías de canciones pop tocadas por orquesta:
himnos precocinados para decir goodbye
de manera impersonal, por puro trámite
instrumentos mercenarios al servicio
de las transiciones entre estados intermedios.
Allí. El avión. Dos horas y luego aquí.
Aquí, donde me espera mi enfermedad
enseñándome los dientes.
Mi hogar, adonde vuelvo a seguir muriéndome
poco a poco, cada día
de mañanas en solitario, despertándome sin ti.
a los lejos?
¿Están descargando su mensaje?
He oído que en esta tierra
han cambiado su agua por palabras,
combinaciones casi aleatorias de símbolos
que pretenden empapar la pista de aterrizaje.
Mientras los pasajeros entregan sus billetes
a la señorita de la puerta de embarque
están lloviendo despedidas,
fórmulas socialmente aceptadas
para decirnos hasta luego.
Quiero volver a verte. No me olvides.
Llámame nada más llegar a tu destino.
Que tengas buen viaje, adiós.
Escríbeme, con esto del email es ya tan fácil...
Una cortina entera de palabras que se prometen
toda clase de buenas intenciones.
Y al atravesar mi avión el chaparrón
de frases verticales con sabor amargo
dentro del tubo suenan en los altavoces
melodías de canciones pop tocadas por orquesta:
himnos precocinados para decir goodbye
de manera impersonal, por puro trámite
instrumentos mercenarios al servicio
de las transiciones entre estados intermedios.
Allí. El avión. Dos horas y luego aquí.
Aquí, donde me espera mi enfermedad
enseñándome los dientes.
Mi hogar, adonde vuelvo a seguir muriéndome
poco a poco, cada día
de mañanas en solitario, despertándome sin ti.
viernes, 2 de julio de 2010
Despues de un invierno malo...
Dijo Antonio Gamoneda: propongo mi cabeza por si hubiera la necesidad de soportar un rayo.
Todo el mundo necesita un tipo duro en su vida y alguien tiene que salvar el mundo.
Todo el mundo necesita un tipo duro en su vida y alguien tiene que salvar el mundo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)