Dicen los entendidos- la última vez que los contaron, creo que eran 6 o 7- que las crisis como la que nos ocupa- tomando para ocupar el sentido más amplio de la palabra- son momentos perfectos para crear y avanzar, cambiar. Es una época idónea para innovar, una oportunidad coyuntural para mejorar. Ellos dicen: ¡Aprovechadlo! Bueno, me guardo la opinión sobre estos estudiosos de la bobada y el arte de decir la tontería más gorda y haré como que estoy de acuerdo.
En este momento todo el mundo debe imaginarme asintiendo, mostrando serenamente y con estilo mi aprobación, sacando levemente los labios y cerrando casi imperceptiblemente los ojos. Si. Ahá. Totalmente de acuerdo. Fin del parón para imaginarme.
Así que voy a lanzarme. Con el permiso de algún banco o grupo de amigos crédulos, voy a reunir un pequeño capital y explotaré una oportunidad que parece que nadie más ha conseguido ver.
En España hay un nicho de mercado vacío y vacante, libre y anhelante, que espera que alguien aparezca y con valentía lo cubra. Que subsane este error y así mismo sea, por fin, capaz de cubrir todas las necesidades de los que esperan un servicio que aquí no ofrecemos.
Yo quiero ser ese audaz empresario, ese aventurero temerario, ese torero. Porque no me puedo equivocar, porque, en realidad, muchos hombres lo estamos pidiendo a gritos. Muy bajito, pero lo hacemos.
Aquí no existen esos bares de las películas americanas, aquellos a los cuales puedes ir tranquilamente a beber para olvidar, a emborracharte porque tu vida es una mierda, en la intimidad y de forma cómoda y discreta. No los hay. No hay ningún lugar al cual acudir para autodestruirse de manera digna. Beber solos en nuestras casas no es una opción, es demasiado triste. Un hombre que se precie no puede sentarse solo a tomar whisky tras whisky en la quietud de su apartamento o corre el peligro de caer en costumbres tan deplorables como llorar. No quiero ni pensarlo, lo siento, es demasiado fuerte. Necesito un momento de reposo.
...
Gracias, ya estoy mejor. ¿Por dónde iba? Los bares, sí. ¿Qué hay de esos bares oscuros, privados, con largas barras dónde siempre hay un camarero listo para oir ese "póngame otra"? Aquí no están. No existen. La gente que quiere beber tiene que ir a un bar con amplias cristaleras, a exponer sus miserias y a sí mismos a que chavales con globos pasen y les señalen, para luego ser alejados por unos padres que sacuden tristemente la cabeza. Locales sin clase con máquinas tragaperras dónde siempre hay un tipo de bigote blanco salpicado de suciedad marrón en su parte superior haciendo tintinear moneditas. Con el suelo de baldosas y adornado de servilletas de papel arrugadas. Donde todo el mundo se conoce y el único tipo que bebe a tu lado se está tomando un sol y sombra de mierda, lleva camisa de manga corta con bolsillo en el pecho en el cual guarda el tabaco y te pregunta si ayer viste al Atleti. Vamos, hombre, por favor, intento hacer algo serio aquí, ¿de acuerdo?
O bares donde la única gente que bebe es porque quiere emborracharse para salir y divertirse, porque no saben hablar a una mujer si no van de mierda hasta las cejas. Gente que está celebrando. ¡Celebrando! Venga, cojones, un respeto, que yo bebo porque sufro. No deberías ser legal que nos juntaran en el mismo sitio.
De eso hablaba... Nadie nos entiende. El alcohol incluso está caro, ¿pero no ves que lo necesito? Si voy a beber hasta que no sepa cuál es mi brazo y cuál mi pierna, pónmelo barato, te harás un favor.
¿Veis lo que decía? En serio, quiero pasarme las noches bebiendo, solo y en silencio, mirando la copa y pensando exclusivamente en la mierda en la que se ha convertido mi vida. ¿Por qué los americanos pueden hacerlo y yo no? ¿Podríamos decir que eso es una clase de racismo? ¿Se aplica en este caso?
¿Quién va a dar un paso adelante? ¿Quién va arreglar ésto, corregir este error? ¿Quién construirá ese lugar oscuro, con taburetes de madera y alejado de las miradas de la gente que pasa por la calle y de los imbéciles de quince años con ganas de emborracharlas para poder follárselas luego? (Por cierto chaval, eso es un error, borrachas follan incluso menos y peor de lo que lo hacen sobrias)
¿Quién me dará ese santuario- ¡alguien, rápido, por favor!- dónde pueda ir a beber de tal manera que no pueda pensar en línea recta, sobre todo lo que aquella mujer me robó, empezando por mi corbata favorita?
No hay comentarios:
Publicar un comentario