"A quién no ama,
¿cómo podemos conocer o cómo perdonar?"
Claudio Rodriguez.
Habita el frío en los primeros rayos de sol de la mañana.
¿cómo podemos conocer o cómo perdonar?"
Claudio Rodriguez.
Habita el frío en los primeros rayos de sol de la mañana.
Una luz que viaja clara como el cristal, pero más metálica, que porta el sonido del silencio de la soledad y también pequéñas motas de polvo como diminutos enjambres de cuchillas.
Cuándo se está solo es complicado enfrentarse a alba, respirar sus aristas mortales bajo el perdido cielo azul de blues transparente y descafeinado, sin humo ni trompetas.
Vacío de propósito y mensaje, envuelto solamente por ese frío que me recuerda al mismo frío que habita dentro de mí.
Porque yo no amo y nadie ama los espacios de los que se conforma mi interior.
Al menos nunca de verdad y no les culpo.
Hay rincones que no están hechos para amar,que no se prestan.
Como los aeropuertos, ¿quién podría?, esquinas impersonales.
Estériles.
Desinfectadas.
¿Qué podría crecer entre sus interminables hileras de sillas?
Es un lugar diseñado para el tránsito entre lugares mejores.
Nadie espera nada de los aeropuertos.
¿Quién podría amarlos o amar un edificio de oficinas donde en cada compartimento se marchitan vidas a ritmo de teléfonos y teclados, al implacable son del barrido de la fotocopiadora?
¿Quién podría amar la piedra de mis galerías, algo tan impersonal, tan insincero?
¿Quién podría amarme a mí, y quién lo ha hecho?
Nadie.
No se puede amar a quien no ama porque no es posible amar a los farsantes, al que cada vez que se ha dicho enamorado sólo estaba, aún sin saberlo, enamorado de sí mismo.