No sé exactamente qué hora es
pero es ahora cuando extraño
una cara familiar,
cuando se pasa el efecto del alcohol
y busco una mano en la rodilla,
una caricia en la mejilla
y un beso de buenas noches.
Como si fuera un niño
asustado de la oscuridad que le rodea,
a quien nadie oye llorar
que añora una canción de cuna.
lunes, 1 de noviembre de 2010
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