El mundo es un lugar azul, verde e injusto. Desde el espacio sólo se ven el verde y el azul, a ras de acera es cuando uno cae en lo de injusto.
¿Por qué la gente detesta a los japoneses? ¿Qué ofensa han podido perpetrar contra la raza humana más allá de utilizar muchas palabras para decir frases cortas y de que siempre parece que estén enfadados cuando hablan? ¿Es porque como tienen los ojos pequeños nunca se sabe si te miran cuando se dirigen a ti y eso crea desconfianza? No creo, porque eso pasa con todos los asiáticos. ¿Es porque sus mujeres no se afeitan las axilas y se enorgullecen de frondosas regiones púbicas? Entonces deberíamos también censurar a las alemanas. Aunque, bien pensado, se censuran ellas solas, no hay más que verlas.
¿Por qué, oh, por qué, estamos fallándole al orgulloso pueblo japonés? ¿No fue suficiente todo aquel escarnio, esa vergüenza, de saber que el heredero del Emperador era impotente, su mujer estaba deprimida hasta el extremo y ese cruel rumor de que el propio Emperador había tenido que tomar cartas en el asunto y fecundar a su nuera para que ésta pudiera alumbrar a su hijo-nieto, que un día debería sentarse en el trono del Imperio del Sol Naciente? ¿No fue eso suficiente acaso? ¿No es cómo para hacerse el jodido hara-kiri? Y ni por esas sentimos compasión, ni cuando tan fácil nos lo pone Mamá Naturaleza o, como dirían ellos, ¡Jaaaa- Naturaleza- Sama!
Hace un par de años un Tsunami de nada borró un trozo de costa del Sudeste Asiático y en cada región del globo modelos, actrices, cantantes y funambulistas del Circo del Sol se rasgaban las vestiduras y se pasaban las manos por la cara. Las lágrimas borraron el maquillaje de Max Factor de toda una generación de celebritites.
Aquí, El Canto del Loco hizo una canción. Sí, aquella de “… vuelve a contarme el cuento donde acaba bien… Despiértame…” y no sé qué más. Bueno, en realidad me la sé entera. Qué le voy a hacer, soy fan, y Dani es súper súper guapo.
Y fue sólo un Tsunami, ni siquiera se vio un combo como el de esta semana: terremoto 8.9 + Tsunami. Dos palomitas grandes + dos refrescos grandes = más caro que la entrada del cine.
En Haití: un terremoto. Y venga canciones en todos los idiomas, y venga galas benéficas. En Hollywood, en Madrid, en el pueblo de Manolete. Llame a este número y realice su donación para esa pobre gente.
¿Es porque son negros? ¿Discriminación positiva? ¿Es mejor ser negro que japonés, de cara a recibir caridad y que te hagan un hueco en el Sábado de la televisión pública? Si alguna vez veo que tiembla la tierra y el mar se encabrita y rebela, ¿debería pedir volverme negro antes que rezar por salvarme? Puede que sólo deba correr hacia Benidorm , quizá el problema es que para irte al infierno, el Apocalipsis debe cogerte en una región turística si quieres que te hagan caso. Si el planeta te manda a tomar por culo rodeado de camisetas que dicen “Alguien que me quiere me ha traído esto de…” tienes más papeletas de despertar simpatías.
¿Por qué la gente detesta a los japoneses? ¿Qué ofensa han podido perpetrar contra la raza humana más allá de utilizar muchas palabras para decir frases cortas y de que siempre parece que estén enfadados cuando hablan? ¿Es porque como tienen los ojos pequeños nunca se sabe si te miran cuando se dirigen a ti y eso crea desconfianza? No creo, porque eso pasa con todos los asiáticos. ¿Es porque sus mujeres no se afeitan las axilas y se enorgullecen de frondosas regiones púbicas? Entonces deberíamos también censurar a las alemanas. Aunque, bien pensado, se censuran ellas solas, no hay más que verlas.
¿Por qué, oh, por qué, estamos fallándole al orgulloso pueblo japonés? ¿No fue suficiente todo aquel escarnio, esa vergüenza, de saber que el heredero del Emperador era impotente, su mujer estaba deprimida hasta el extremo y ese cruel rumor de que el propio Emperador había tenido que tomar cartas en el asunto y fecundar a su nuera para que ésta pudiera alumbrar a su hijo-nieto, que un día debería sentarse en el trono del Imperio del Sol Naciente? ¿No fue eso suficiente acaso? ¿No es cómo para hacerse el jodido hara-kiri? Y ni por esas sentimos compasión, ni cuando tan fácil nos lo pone Mamá Naturaleza o, como dirían ellos, ¡Jaaaa- Naturaleza- Sama!
Hace un par de años un Tsunami de nada borró un trozo de costa del Sudeste Asiático y en cada región del globo modelos, actrices, cantantes y funambulistas del Circo del Sol se rasgaban las vestiduras y se pasaban las manos por la cara. Las lágrimas borraron el maquillaje de Max Factor de toda una generación de celebritites.
Aquí, El Canto del Loco hizo una canción. Sí, aquella de “… vuelve a contarme el cuento donde acaba bien… Despiértame…” y no sé qué más. Bueno, en realidad me la sé entera. Qué le voy a hacer, soy fan, y Dani es súper súper guapo.
Y fue sólo un Tsunami, ni siquiera se vio un combo como el de esta semana: terremoto 8.9 + Tsunami. Dos palomitas grandes + dos refrescos grandes = más caro que la entrada del cine.
En Haití: un terremoto. Y venga canciones en todos los idiomas, y venga galas benéficas. En Hollywood, en Madrid, en el pueblo de Manolete. Llame a este número y realice su donación para esa pobre gente.
¿Es porque son negros? ¿Discriminación positiva? ¿Es mejor ser negro que japonés, de cara a recibir caridad y que te hagan un hueco en el Sábado de la televisión pública? Si alguna vez veo que tiembla la tierra y el mar se encabrita y rebela, ¿debería pedir volverme negro antes que rezar por salvarme? Puede que sólo deba correr hacia Benidorm , quizá el problema es que para irte al infierno, el Apocalipsis debe cogerte en una región turística si quieres que te hagan caso. Si el planeta te manda a tomar por culo rodeado de camisetas que dicen “Alguien que me quiere me ha traído esto de…” tienes más papeletas de despertar simpatías.
¿O es porque cuándo el mar se tragó aquellas playas, mientras ellos nadaban entre escombros nosotros nadábamos en pasta y no sentíamos predispuestos a sentir pena por aquellos pigmeos?
Con todo lo que nos ha dado Japón: ¿qué sería de las niñas pijas sin el sushi? ¿Qué comerían mientras cotillean, tortillitas de camarones, boquerones a la plancha? Tieblan dentro de sus pijamitas de seda tan sólo de pensarlo. Los samuráis, Toyota, Mitsubishi, los kimonos y katanas, Son Goku, Doraemon, Pokemon, los palillos que me hacen quedar como un idiota cada vez que en un restaurante pido que me los cambien por un tenedor… nos han dado tanto. Por no hablar del magnífico manga erótico, todas esas colegialas de pechos masivos, gimiendo por entregas- en el siguiente capitulo, orgía entre la de las coletas de dos metros, Godzilla y el demonio Orishikawa, bajo la atenta mirada de un gato-murciélago que habla y también gime mientras se toca…
Nadie canta, nadie baila, nadie pide que llamen al 082-955-AYUDA A LOS JAPOS.
Benditos bajitos de color ocre claro, os merecéis por lo menos una gala de José Luis Moreno.
¡Banzai!
Con todo lo que nos ha dado Japón: ¿qué sería de las niñas pijas sin el sushi? ¿Qué comerían mientras cotillean, tortillitas de camarones, boquerones a la plancha? Tieblan dentro de sus pijamitas de seda tan sólo de pensarlo. Los samuráis, Toyota, Mitsubishi, los kimonos y katanas, Son Goku, Doraemon, Pokemon, los palillos que me hacen quedar como un idiota cada vez que en un restaurante pido que me los cambien por un tenedor… nos han dado tanto. Por no hablar del magnífico manga erótico, todas esas colegialas de pechos masivos, gimiendo por entregas- en el siguiente capitulo, orgía entre la de las coletas de dos metros, Godzilla y el demonio Orishikawa, bajo la atenta mirada de un gato-murciélago que habla y también gime mientras se toca…
Nadie canta, nadie baila, nadie pide que llamen al 082-955-AYUDA A LOS JAPOS.
Benditos bajitos de color ocre claro, os merecéis por lo menos una gala de José Luis Moreno.
¡Banzai!
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